Ensayos de Referencia
El Evangelio Según Egipto
Compendio de los libros de Ahmed Osman:
Extranjero en el Valle de los Reyes
Moisés, faraón de Egipto
La casa del Mesías

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Titulo Original: The Gospel According to Egypt
Autor: Charles N. Pope
Traducción: Óscar David Calle Mesa
© Charles Pope, 1998
© por la traducción, Óscar Calle, 2003

La "Nueva Cronología" de David Rohl


Una Nueva Cronología - ¡Es Cuestión de Tiempo!

Las cronologías interrelacionadas del Antiguo Egipto, Israel, y Mesopotamia están basadas en un solo "sincronismo esencial"(1) establecido hace ya unos 165 años.(2) En 1822, Jean François Champollion descifró la escritura jeroglífica utilizando la Piedra de Rosetta e inauguró el campo de la Egiptología. Desgraciadamente, seis años después, extendió a la nueva disciplina un serio contratiempo con su mala interpretación de un mural de una campaña militar perteneciente al faraón Sheshonq I de la XXII Dinastía egipcia.(3)

Champollion pensó que había encontrado "el Reino de Judá" entre los jeroglíficos de las ciudades dominadas que aparecen enumeradas en la inscripción de Sheshonq,(4) y concluyó que Sheshonq no podría ser otro que el faraón "Sisak" de la Biblia.(5) Sisak, según 2 Crónicas 12, "capturó las ciudades fortificadas de Judá" cinco años después de la muerte del rey Salomón. La Biblia sigue diciendo que Jerusalén fue perdonada sólo después de que Sisak se "llevara a la fuerza... todo." Hacia 1888, "el Reino de Judá" de Champollion se había traducido correctamente como "el Monumento del Rey,"(6) y asociado geográficamente con el norte de Israel en virtud de su posición en el itinerario de la campaña en el mural de Karnak.(7) Sin embargo, la mala identificación de Sisak con Sheshonq no fue corregida, y ha seguido siendo la piedra angular de la cronología antigua.

En el modelo de la Nueva Cronología, el faraón que asedia las ciudades fortificadas de Judá y conquista Jerusalén cinco años después de la muerte de Salomón es re-identificado con el faraón Ramsés II, de la XIX Dinastía.(8) La campaña bien documentada de Ramsés II contra Palestina en su año 8 se corresponde más estrechamente con la del Sisak bíblico que con la de Sheshonq. El examen del relato de la invasión de Sheshonq revela que se dirigió principalmente hacia el reino norte de Israel, y que Judá fue deliberadamente ignorada por el ejército egipcio.(9) Además, no se hace ninguna mención en la Biblia de que el reino norte de Israel fuera sometido por Sisak. Por otro lado, la campaña de Ramsés II se concentró principalmente en Judá y en las naciones de los Shasu del Sinaí y el sur de Transjordania, y Ramsés II afirma específicamente haber "saqueado Shalom," esto es, Jerusalén.

Además de esto, Rohl ha determinado que Sisa es una transcripción aceptable del apodo egipcio oficial (Sysw)(10) del faraón Ramsés II, y que el camino lingüístico hasta el nombre bíblico de Sisak es más plausible que el de Sheshonq, sobre todo si se reconoce que la "k" final fue agregada como un juego de palabras (una práctica reconocida como tal y utilizada en la Biblia cuando se traducen nombres extranjeros) para dar la connotación de "agresor" en hebreo.(11)

La determinación de la Nueva Cronología de que el rey bíblico Roboam (asediado por Sisak) y el faraón Ramsés II fueron contemporáneos es confirmada por varios hallazgos arqueológicos y un sincronismo completamente independiente que se encuentra en el registro de un extraño eclipse solar del reinado del faraón Akhenaton de la XVIII Dinastía.(12) Poco después de la muerte de su padre Amenhotep III, Akhenaton recibió una carta de su vasallo Abimilku(13) de Tiro informándole de un incendio que destruyó la mitad del palacio del rey Nikmaddu II en la ciudad de Ugarit (al norte de Tiro, en la costa siria del mar Mediterráneo). En los restos carbonizados de ese palacio, los arqueólogos encontraron una tablilla que describía un eclipse de sol que ocurrió al atardecer en el mes de "Hiyaru" (medio-abril a medio-mayo). Como el sol poniente era considerado como una diosa del panteón de Ugarit, el eclipse representó un presagio particularmente malo, y se indicó como tal en el lado opuesto de la tablilla. El retro-cálculo por ordenador ha confirmado que un eclipse ocurrió treinta minutos antes del ocaso el 9 de mayo en el año 1012 a. C., y que éste fue el único eclipse total de sol ocurrido dentro de una hora antes del ocaso en esta localización durante todo el II milenio a. C. Rohl deduce por consiguiente que el incendio del palacio y el envío de la carta de Abimilku a Akhenaton ocurrieron después (y probablemente no más de un año después) de que fuera escrito en la tablilla el registro del eclipse solar de 1012 a. C.

Hacia 1012 a. C. es la época aceptada (en la cronología convencional) para el auge del rey David en Israel, sin embargo ¡se ha creído hasta ahora que el faraón Akhenaton gobernó en Egipto unos 300 años antes! La carta dirigida a Akhenaton era una de las 340 correspondencias políticas escritas principalmente en acadio, el idioma diplomático de la época, y datan de los reinados de Amenhotep III, Akhenaton, y Tutankhamon. Este grupo de cartas se conoce conjuntamente como las Cartas de Amarna, por el lugar de Egipto en donde fueron descubiertas en 1887.

Se han hecho comparaciones entre los frecuentemente mencionados "Habiru" de las cartas de Amarna y las descripciones bíblicas de David y su banda de "valientes hombres" (2 Samuel 10:7) por parte de notables eruditos. Sin embargo, debido al descuadre de 300 de la cronología convencional, no se había considerado en serio una relación con los relatos bíblicos. Un nuevo estudio de las cartas de Amarna realizado por Rohl ha revelado que la base étnica y política de Palestina, y las actividades de los Habiru, son todavía más similares en su correspondencia con el registro bíblico que lo que originalmente se sospechaba.(14)

El rey Saúl (un nombre simbólico que significa "Pedir," en virtud de los requerimientos de Israel de que Dios designara a un rey para gobernar sobre ellos) de la Biblia es dado a conocer en las cartas de Amarna como Labayu (que significa "el Gran León"), y como "el Habiru que se levantó contra las tierras." En el Salmo 57, los guardaespaldas de Saúl son llamados lebaim ("grandes leones"). Detalles específicos relacionados con las actividades de Labayu, traición y muerte, como se registra en las cartas de Amarna, se relacionan precisamente con el relato bíblico del auge de Saúl y su caída definitiva en el Monte Gilboé en un combate contra los filisteos. Las cartas de Amarna registran las súplicas a Akhenaton por parte de su vasallo jebuseo en Jerusalén después de la muerte de Labayu, y las de su vasallo cananeo de Gezer, de enviarle tropas de refuerzo o una escolta para permitirles escapar antes de que sus ciudades cayeran en manos de los Habiru, los cuales estaban asentados en "Tianna" (acadio Tianna -> hebreo Tsiyon -> español Sión). Esta sucesión de acontecimientos en las cartas de Amarna se corresponde estrechamente con el relato bíblico de la captura de Jerusalén por parte de David y sus victorias sobre los filisteos después de la muerte del rey Saúl.

Finalmente, una carta enviada a Akhenaton por el hijo y sucesor de Labayu, Mutbaal (identificado con el bíblico Isbaal, el único hijo superviviente del rey Saúl), es una respuesta a las preguntas de las autoridades egipcias sobre el paradero de un tal Ayab (la traducción acadia del Joab bíblico). Mutbaal dice, "ha estado en el campo durante dos meses. Pregúntale a Benenima. Pregúntale a Dadua. Pregúntale a Yishuya..." La carta implica un íntimo conocimiento por parte de Akhenaton de los principales promotores del movimiento hebreo, incluso del David bíblico, nombrado en la versión acadia de su nombre, Dadua.(15)

Si las otras identificaciones son correctas, entonces tendría perfecto sentido para Isbaal decirle a Akhenaton que preguntara a David por el paradero de Joab, ¡cuando Joab era el sobrino de David y el comandante de su ejército (1 Crónicas 2:16, 2 Samuel 8:16)!.

El reciente descubrimiento en Tel Dan (en el norte de Israel) de una inscripción que contiene la palabra "bytdwd" (traducida por algunos como "la Casa de David") creó una sensación internacional.(16) Sin embargo, ¡una variante de este mismo nombre (esto es, Dadua), así como otras muchas asociaciones de nombres bíblicos en las cartas de Amarna han sido pasadas por alto durante más de 100 años! Esto sólo puede reflejar la magnitud del prejuicio que la cronología convencional ha impuesto en la erudición histórica.

David y Salomón son retratados en la Biblia como dos de los reyes más grandes de la antigüedad, pero dentro de la cronología convencional no puede encontrarse un contexto adecuado para sus reinados. Citando del libro Archaeology of the Land of the Bible [Arqueología de la Tierra de la Biblia], "La Biblia es la única fuente escrita acerca de la Monarquía Unida,(17) y es por consiguiente la base de cualquier presentación histórica del periodo."(18) Hay casi una total carencia de fuentes externas que el arqueólogo Donald Redford, principal experto en la época, escribe frustrado que "tales temas como la política extranjera de David y Salomón, el comercio de Salomón en caballos o su matrimonio con la hija del faraón deben seguir siendo temas para el Midrash y el tratamiento ficticio."(19) Otros investigadores han llegado a conclusiones aún más dramáticas. Citando del libro de Phillip Davies, In Search of Ancient Israel [En Busca del Antiguo Israel] (1992, JSOT Press, Sheffield, Inglaterra), "La evidencia acumulada recientemente por Jamieson-Drake(20) demuestra al menos la imposibilidad de un imperio davídico administrado desde Jerusalén... El rango de índices considerado por Jamieson-Drake nos obliga a excluir las monarquías davídica y salomónica, y también su 'imperio' desde una historia no bíblica de Palestina."

Irónicamente, el celo de los primeros arqueólogos por encontrar evidencias del mundo bíblico les llevó a un marco cronológico en el que posiblemente no pudieron existir. La Nueva Cronología resuelve de forma convincente la larga y perturbadora discrepancia de 300 años entre la Biblia y la arqueología, y proporciona un contexto más exacto, si bien radicalmente diferente, en el que la historicidad de los relatos de la Biblia y sus personajes pueden ser totalmente revisados, esto es, una infraestructura en Palestina de refinadas ciudades dotadas de nuevos templos y palacios, y correspondencias políticas de gobernantes palestinos a faraones egipcios que contienen una referencia de David, así como otras muchas identificaciones bíblicas.